miércoles, 1 de enero de 2014

Muestra celebra en París belleza homoerótica del cuerpo masculino

Leo Letri sep 23, 2013 Una gran exposición sobre la belleza del desnudo masculino occidental en París, con un deliberado contenido homoerótico que la convierte en una suerte de “gay pride” del arte occidental. Masculino/Masculino” presenta hasta el 2 de febrero en el Museo de Orsay, a orillas del Sena, una selección de 221 cuadros, fotografías y esculturas, –desde 1800 hasta nuestros días–, consagrada a la gloria del cuerpo masculino.
Abarca del neoclasicismo decimonónico inspirado por la Antigüedad de un David o un Bouguereau, a las exuberantes fotografías decoradas de los contemporáneos Pierre y Gilles, pasando por las figuras simbolistas de Gustave Moreau. Reunidas en torno a diferentes temas como “el ideal clásico”, “el desnudo heroico”, o “el objeto del deseo”, la muestra sigue en realidad un solo hilo conductor, omnipresente: exaltar la sensualidad específicamente masculina. Con pocas excepciones, toda obra de los dos últimos siglos con fuerte contenido homoerótico está incluida en esta gran exposición.
Incluye algunas ya consagradas por la iconografía gay, como el joven sentado en una roca de Hyppolite Flandrin (1836). Otras hacen aquí su “outing” en buena compañía. Son todas las que están y están todas –o casi– las que son. “Hace 20 años que tenía en la cabeza la idea de hacerla”, cuenta a la AFP Guy Cogeval, director del Museo de Orsay, al explicar cómo se gestó la exposición, inspirada además en una más chica realizada en 2012 en el Leopold de Viena. “Es un tema que todo el mundo tenía en mente, pero nadie lo hablaba” –explica– “tal vez porque los conservadores (de los museos) son, como su nombre lo indica, conservadores. Es un tema que se evitaba. Se daba vueltas alrededor, pero se evitaba”.
Cogeval defiende la lógica “transversal” de su exposición y advierte que usualmente ese criterio no gusta a críticos y expertos, “vestales de una historia del arte descriptiva y documentada”. Exhibe al hombre desnudo bajo todos los ángulos: hay bañistas al sol, jugadores de fútbol como dios los trajo al mundo, imágenes religiosas –incluyendo un San Sebastián del mexicano Ángel Zárraga– y cuerpos doloridos o incluso moribundos que no por ello dejan de exhibir una sensualidad rebelde a las circunstancias. Por todas partes hay virilidad frontal asumida y nalgas musculosas. Las referencias a la Antigüedad son recurrentes, sobre todo a principios del siglo XIX y entre las dos guerras mundiales.
Los curadores dejaron entrar a esta fiesta gay del arte a una estatua dorada de Arno Breker, artista paria en los museos de Occidente, aunque optaron por mostrarla de espaldas, para marcar distancia con el escultor favorito de Hitler. “La presentamos de tal forma que se vean primero las nalgas, que es la mejor forma de mirar una escultura nazi”, bromea Cogeval junto a la obra de Breker “La vida activa” de 2,31 metros, que representa a un hombre desnudo de pie.

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