Las últimas generaciones de españoles padecemos
fuerte mojigatería sexual, nacida durante el nacionalcatolicismo del
franquismo, mojigatería que parece ir reduciéndose, por fortuna. Las de
comienzos del siglo XX, sobre todo por aquí, en el Sur, conocían un “secreto”
que los padres moros del norte de África enseñan a sus hijos varones. Es un
secreto que transmiten siempre de generación en generación como uno de los
deberes paternos, sin siquiera averiguar las características físicas del hijo.
Si usted sabe o presiente que su hijo adolescente
sufre o podría sufrir por cuestión de tamaño, puede enseñarle el mentado
“secreto” de los adultos moros. Estos lo llaman algo así como
“ordeñamiento” Funciona infaliblemente
si el hombre es joven o muy joven, pero nunca siendo niño. Consiste en lo siguiente:
Cada día, se coge un trapo o toallita impregnado de agua caliente y se envuelve
el órgano unos minutos. Es necesario obtener cierto “amorcillamiento”, pero no
erección (en caso de que se produzca ésta, hay que dejar el ejercicio para más
tarde). A continuación, se tira fuertemente del órgano hacia arriba, hacia la
derecha, hacia la izquierda y hacia abajo, varias veces en cada posición.
Luego, llega el llamado ordenamiento en sí. Hay que situar una mano alrededor
del órgano como sujetándolo al pubis, tirando fuertemente con la otra mano,
como si ordeñase, hasta estirar halando del glande, pero sin llegar a hacerse
daño. Esto se debe repetir durante unos ocho o diez minutos. Haciéndolo todos
los días, se obtiene un crecimiento superior a cuatro centímetros, en longitud
y grosor, después de tres o cuatro meses. Funciona a cualquier edad, pero los
resultados son mucho más notables en la adolescencia.
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