Cuando el 1 de abril apareció la hoy por hoy única revista 'homo' del mundo árabe, lo primero que muchos pensaron era que se trataba de la típica inocentada habitual de estas fechas en Francia. No lo era. Mithly, título de la revista, es un juego de palabras que significa 'homosexual' y, a la vez, 'como yo' en árabe.
La publicación, una verdadera
revolución en los centros de actividades libertarias, se distribuye de la misma
manera que han sido imprimidos en Rabat los 200 ejemplares de los que consta la
tirada: de forma clandestina.
Detrás de ella está Samir Bargachi,
presidente de Kifkif, la asociación para la defensa de LGBT (Lesbianas, gays,
bisexuales y transexuales) marroquíes. "Ha sido imposible obtener un
número de depósito legal y una autorización de publicación" dice el
editorialista de Mithly.
El artículo 489 del Código penal
marroquí condena con una pena de entre seis meses y tres años de cárcel y una
multa "los actos lascivos o antinaturales con otra persona de su mismo
sexo". Según la asociación Kifkif, con sede en Madrid, más de 5.000
homosexuales han cumplido penas de prisión desde la independencia de Marruecos
en 1956.
Es con la página web de Mithly
como los fundadores de esta revista mensual quieren llegar a un gran número de
lectores. La página en lengua árabe está financiada por la Unión Europea y sin
ánimo de lucro, tiene como finalidad enviar una nota de color al arco iris en
el espacio mediático ultra estigmatizador. También cuenta con una versión en
francés y otra en castellano.
Según los propulsores, Mithly
es ante todo un espacio de expresión para una comunidad que está sufriendo. Una
catarsis saludable para una parte de la población perseguida al mismo tiempo
por el estado y por los conservadores.
Para los conservadores, la aparición de Mithly es una señal del
fin del mundo
Normalmente a un homosexual en la
prensa árabe se le llama shaddh,
un término que significa 'perverso'. Solo algunas voces aisladas insisten en
utilizar el término mithlí,
con el riesgo de pasar por defensores de la depravación.
De hecho, entre los conservadores
se ha vivido la aparición de la revista como una desgracia, una señal que
indica el fin de los tiempos... Y eso que no aparecen efebos posando desnudos
ni imaginería homosexual explícita, tan solo textos y algunas imágenes
discretas.
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