Precisamente, a los gays nos gusta la virilidad… como si
amásemos nuestro reflejo. Son muy pocos los gays “asumidos” que adoptan comportamientos
amanerados, pero también ellos merecen todo el respeto del mundo, porque, como
decía el filósofo, se ama lo que puede, no lo que se querría querer. Incluso es
muy frecuente que grandes amanerados y “amujerados” resulten ser obsesivamente
heterosexuales.
El mayor porcentaje de gays en todo el mundo mantiene toda su
vida comportamientos varoniles, y a veces algo exagerados, porque es eso,
precisamente, lo que le gusta, ser muy muy machos y amar a los muy muy machos
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